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miércoles, 7 de febrero de 2007

Recuerdos de la Cárcel IV


Mientras esta por comenzar mi mañana, con el café en una mano y la escoba en la otra, suena el teléfono, la pregunta de rigor de la operadora me indica que hay una llamada desde algun penal. Es tu voz, llegaste ayer y nos autorizan la visita.
Un repasador sucio sobre el respaldo de la silla, platos y cubiertos en la pileta de la cocina, un montón de ropa para planchar y en cada superficie horizontal - estante, armario, mesa, escritorio- un cúmulo de papeles. De unos apuntes sobresale aprisionada una boleta vencida de algun impuesto, y borro la evidencia de una cuenta mas, ocultandola entre las hojas.
Intento poner cierto orden a mi entorno, y en un descuido -que trato en vano de no cometer- tomo de la biblioteca un libro de Artaud, sabiendo que llegará la hora de hacer el almuerzo sin que nada cambie a mi alrededor. Lo leo como si fuera la primera vez y comienzo a transcribirte algunos párrafos. Es casi mediodía, caliento agua para los fideos con manteca, ya no hay tiempo para la salsa.
Guardo lo escrito dentro de un sobre , quisiera despacharlo en el día, para que te llegue antes de vernos .


Es un día casi otoñal, A pesar de estar aun en pleno verano, el calor no agobia y las intensas lluvias de esta temporada se reflejan en el verde de los jardines. ".. No son frecuentes aquí los días sin viento, pero por suerte hoy es uno de ellos. El inmenso muro del penal contrasta con todo lo circundante, incluso mi excelente estado de ánimo. Se me ocurre que debe ser mas penoso el encierro en primavera o verano que en invierno, en especial en estos días , que nos predisponen a la libertad mas absoluta . Observo el paisaje que habitualmente recorro sin prestarle demasiada atención, me detengo en el vuelo de algún gorrión.
Se torna mas profunda la mirada , como si lo diáfano del aire, dejara al descubierto solo la esencia de las cosas y los seres.
Cerca del muro, las figuras humanas se hacen pequeñas, parecen muñecos de alguna maqueta, especialmente el guardia uniformado .
Entro sola a requisa y demoro apenas minutos, después del control de metales entrego el documento, atravieso el primer portón e inmediatamente estoy en el patio interno. A la izquierda se encuentra la visita de los internos, hay mucha gente, a la derecha mas pequeño el locutorio de las internas. Para acceder al mismo aún es necesario atravesar otra puerta.
Hoy casi todo parece estar a favor, alcanzo a tomar solo un mate en alguna de las mesas y apareces con tu termo, y la Biblia.
Fue una magnífica charla, recordé los años de mi adolescencia en la que pretendí conocer el hebreo. Leímos pasajes de Eclesiastés y el Cantar de los Cantares. A veces quisiera evitar mi opinión sobre lo que me contas, pero me resulta inevitable, pienso en voz alta, pienso con vos.

-"Tengo algunas dudas ¿puede esta necesidad de saber alejarme de Dios,? Me preguntaste y hHubiera querido encontrar este pasaje de la Biblia en ese momento -"Feliz es el hombre que ha hallado sabiduría, y el hombre que consigue discernimiento". No lo hallé, pero te lo dije a mi manera: " El saber es consecuencia de la duda que lo antecedió, si pones en Dios el saber y el amor sin límite, todo lo que sepas y ames te acerca a El, porque eso es El".

Entendí que mis temores eran falsos, vos tampoco podes quedarte mirando el dedo, cuando una mano te está señalando la luna.


Te quedaste pensativa ,quise explicarte, pero mi palabra fue interrumpida por una vos que sobresalió del murmullo general
¡¡-Se terminó la visita-!!

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