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miércoles, 25 de julio de 2007

Taller literatura LAURA FORCHETTI



Levanto mi copa
invito a la luna
con mi sombra somos tres
Li Po

El 29 de junio la luna ya estaba casi llena.
Todavía no eran las seis de la tarde cuando nos estábamos preparando para empezar con nuestro taller literario de los viernes, en El árbol del cielo, acá, en Dorrego. Entonces, mi amiga Diana, abrió la puerta y nos hizo una invitación: -Salgan a ver la luna!
Cruzamos de esquina para verla: baja, enorme, amarilla, brillante en el cielo helado, todavía celeste.
No había otra cosa más que pensar en la luna, escribir la luna.
Y eso hicimos.
Estos niños como los poetas de siempre.


La luna juega con el aire
me mira
sólo me mira
empieza a derretirse.

Una luna azul como las moras
Una luna naranja como la llama

Jazmín Briatore (7 años)


Luna celeste como el cielo cuando amanece.
Luna blanca como parece.
Luna negra como el cielo cuando oscurece.

Una luna azul como un cuaderno cerrado.

Agustina González ( 9 años)



Luna lastimada
Urbana
Naranja
Antigua

La miro y me ilumina
Es una luna y se refleja
Ilumina los campos y rutas
Al pasar me ve bien
La veo famosa y ligera
Mi hermana se perdió –dijo la luna

Franco Bembenuto (8 años)



La luna se derrite como la manteca
La luna se derrite y se aplasta
A la luna se le caen gotas como el jabón
La luna se derrite y se hace chiquita
La luna se derrite y se derrite y se va derritiendo



Sólo se pensaba en la luna
Porque todo era un desastre
Porque después en nada se podía pensar
Yo la miro y soy luna
La miro y está brillante y radiante
Yo sólo miro y miro
Lo único para pensar era la luna
La luna
La que siempre se miró se mirará

Alejo Amaro (8 años)

EMILY DICKINSON





Emily Dickinson, la poeta reclusa, la monja de Amherst, la mujer de blanco. Sus biógrafos la describen como un ser solitario, casi enfermizo, extremadamente tímido, encerrada en su cuarto, escribiendo febrilmente día y noche, ajena al mundo y a todo lo que no fuera la literatura. Otros, en cambio, dicen que fue una mujer rebelde y excéntrica, con un gran sentido del humor, alguien que fabricó voluntariamente su imagen, moldeó su destino. También hay quien asegura que todo, su poesía y su vida, fue el fruto de un amor imposible, o de varios amores imposibles, hacia hombres casados, o hacia Sue Gilbert-Huntington, su vecina, amiga más querida y finalmente, su cuñada.

Emily Dickinson, nació en Amherst, una pequeña ciudad de Massachussets, Estados Unidos, en 1830. Y murió en esa misma ciudad, en su casa natal, en 1886.
Tuvo dos hermanos, Austin, un año mayor y Lavinia, tres años menor que ella, que tampoco se casó y vivió junto a Emily. Fue Lavinia quien tras la muerte de su hermana, al ordenar sus papeles, encontró los poemas, muchos atados en fascículos, como preparados para publicarse. Lavinia, entonces, decidió sacarlos a la luz, a pesar de las opiniones en contra de la misma familia y de otras personas cercanas a los Dickinson.
En vida de Emily, sólo fueron publicados siete poemas suyos; el resto, más de 1770, se publicó después de su muerte.

La vida de Emily Dickinson fue una extraña vida de reclusa voluntaria. Vestía de blanco como una monja, apenas salía de su casa, cultivaba su jardín; no se casó, ni tuvo hijos.
La biblioteca de su padre, un eminente abogado y hombre público; su firme educación religiosa – aunque ella jamás abrazó la religión-; su fugaz paso por la Academia y el Seminario femenino, no alcanzan a explicar cómo, esa señorita provinciana, pudo escribir unos poemas que hoy, más de 150 años después, siguen asombrando por su atrevimiento, su grado de experimentación con el lenguaje y por su modernidad


La vida misma de Dickinson se convirtió en una especie de novela o poema narrativo en el que, a través de una serie de maniobras extraordinariamente complejas, ayudada por los disfraces que tenía a mano, esta poeta ingeniosa representó y acabó resolviendo sus ansiedades hacia el arte y su furia por la subordinación femenina...sus poemas constituyen el “diálogo” de una ficción extendida cuyo tema es la vida de esa persona supuesta que originalmente se llamaba Emily Dickinson., pero que también se bautizó a sí misma de diversas formas: Emilie, Daisy, Hermana Emily, tía Emily y simplemente Dickinson.
[1]

Su aislamiento o refugio en la casa paterna, esa vida casi de niña que llevó, en oposición al rol de “mujer y esposa” que se esperaba de las jóvenes de su época, parecen corresponderse a una elección forzada que le permitió dedicarse a la poesía y no sólo escribir gran cantidad de poesía, sino escribir gran cantidad de poesía asombrosamente innovadora, poesía llena de errores gramaticales y excentricidades estilísticas que sólo una niña loca podría escribir.
[2]

Pero esta misma máscara infantil, fue un encierro, una prisión ineludible: la encerró en la casa de su padre, del mismo modo que una niña es confinada en su cuarto.

Pero una niñita que “juega” a crear todo un jardín de versos, ¿no triunfa sobre el mundo práctico de padres, señores, maestros y hogares? Si es así, ¿no es la niñita en realidad un adulto encubierto, uno de los Elegidos, incluso una reina o emperatriz ignorada?
[3]

Dickinson misma medita sobre esto:

Luego –el tamaño de esta “pequeña” vida-
Los Sabios –la llaman pequeña-
Creció –como los Horizontes-en mi veste-
Y- con delicadeza-me sonreí-¡“pequeña!”.

En algún momento de comienzos o mediados de 1862, Emily Dickinson decidió llevar su famoso vestido blanco, quizás primero de forma intermitente, para algunas ocasiones, pero luego de forma constante, con lo que este traje extraordinario se convirtió en un hábito ordinario.

Ahora, este traje blanco de Emily Dickinson es una hoja de luz de doble filo asociada tanto con la llama como con la nieve, tanto con el triunfo como con el martirio...representa paradójicamente una intensidad divina y una ausencia divina, la inocencia del amanecer y la frigidez de la muerte, la pasión de la novia y la nieve de la virgen...Por último, en el s. XIX, era un color claramente femenino, elegido con frecuencia como símbolo por las mujeres o para ellas por razones que Emily Dickinson parece haber entendido bastante bien.
[4]

El vestido blanco parece encarnar, entonces, otra ironía, otro juego poético de Emily Dickinson.

Emily Dickinson murió de una enfermedad renal, a los 56 años.
Sus restos yacen en el cementerio de Amherst, junto a sus padres y su hermana. Allí, sus lectores suelen ir a dejar flores, pero, salvo que uno lea la inscripción en la piedra, nada indica que esa es la tumba de una de las mayores poetas de América.
Su lápida dice: “Born in 1830, Called Back in 1886”, según lo que ella misma había pedido a su hermana.
Emily dejó claras órdenes para su funeral: un cajón blanco, un vestido blanco, lilas sobre el pecho, y que nadie, nadie tuviera la oportunidad de verla, ni siquiera muerta. Y que sacaran el cajón por la puerta trasera de la casa.

Laura Forchetti

J 443

Ato mi Sombrero – doblo mi Chal –
Las pequeñas tareas de la vida hago
- con precisión -
Como si lo más mínimo
Fuera infinito – para mí –

Pongo nuevas Flores en el Vaso –
Y tiro las viejas – lejos – afuera
Saco un pétalo de mi Vestido
Que anclaba allí – y sopeso
El tiempo que habrá hasta las seis en punto –
Tengo tanto que hacer –
Aunque – existencia – algún tiempo atrás
Paró – borró – mi tictac – por completo

No podemos dejar Nuestro Ser aparte
En tanto Hombre consumado
O Mujer – Cuando el encargo está cumplido
Llegamos a la Carne – de nuevo –
Puede haber – Millas sobre Millas de Nada –
De Acción – más morbo lejos
De simular – es trabajo punzante
Esconder lo que somos
A la Ciencia – y a la Cirugía –
Ojos demasiado Telescópicos
Para soportar sobre nosotros sin pantalla –
Para el bien – de ellos – no para el Nuestro.

Los sorprendería –
Podríamos – temblar –
Pero desde que conseguimos una Bomba –
Y la sostuvimos en el Pecho –
No! – aguántala – está en clama

Entonces –realizamos la labor de la vida –
Aunque en vida la Recompensa – se cumpla –
Con escrupulosa exactitud –
Por mantener nuestros Sentidos activos

Versión de Delfina Muschietti

SOY NADIE
Soy nadie. ¿Tú quién eres?

¿Eres tú también nadie?
Ya somos dos entonces. No lo digas:
lo contarían, sabes.

Qué tristeza ser alguien,
qué público: como una rana
decir el propio nombre junio entero
para una charca admiradora.

TAN LEJOS DE LA PIEDAD COMO LA QUEJA
Tan lejos de la piedad, como la queja -
tan frío a la palabra -como la piedra -
inconmovible a la revelación
como si mi oficio fuera de hueso -
tan lejos del tiempo -como la historia -
tan cerca de uno mismo -
hoy -
como niños, a las bufandas del arco iris -
a la puesta de sol a su juego amarilloa
los párpados en el sepulcro -
¡cuán mudo yace el danzarín -
cuando las revelaciones del color se rompen -
y resplandecen -
las mariposas!

[1] Gilbert, S. Y Gubar, S.: La loca del desván. La escritora y la imaginación literaria del siglo XIX. Ediciones Cátedra. Universidad de Valencia. Instituto de la mujer. Madrid, 1998. Pág.571
[2] Idem. Pág. 579
[3] Idem. Pág. 595
[4] Idem. Pág. 601

Audio poema a Emily Dickinson de Laura Forchetti

sábado, 21 de julio de 2007

MURIO UN BEBÉ EN LA CARCEL










Por acción o por omisión el Estado asesinó a un bebe en la Unidad 33 de mujeres.





La administración de la muerte

Contracciones de parto, pujo, dolor, jadeo, ladridos. Se le estallaron los vasos sanguíneos de la cara. Parió! Natalia Parió! gritaban de una celda a la otra.
El inviolable muro se derrumbó en ese instante. Gusto de vida que Joel, hasta antes de morir, pudo sembrar.
Parir, acto de creación por excelencia. Natalia se rió, rió con la vida nueva en medio del espanto de la Unidad 33, en donde además ya vivían setenta y cinco vidas-niños con sus madres. Así, hace seis meses nació Joel. Las compañeras del pabellón festejaron la llegada de la vida. Una vida que se oponía a la muerte del lugar, sin sospechar en su inocencia que la muerte, también a él vendría a buscarlo.


Joel tenía 6 meses de vida y estaba preso junto a su mamá (procesada) en la Unidad 33 de Los Hornos. Al igual que los 75 niños menores de 4 años que viven en esa cárcel, no conoció la plaza, el árbol, las calles, el barrio, la casa de su mamá o la de sus abuelos. Nació allí, donde lo mataron por omisión o por negligencia o simplemente por no cumplir con los deberes del Estado. Es el quinto bebé que muere en los últimos años, en ese mismo penal.
Natalia Benencio, su mamá, está procesada, es inocente hasta que la "justicia" demuestre lo contrario. Del mismo modo que los treinta y tres jóvenes, víctimas de la masacre en la Unidad Penal n° 28 de Magdalena, podría Joel estar vivo en los brazos de su madre, si a Natalia se le hubieran otorgado los mismos derechos que le fueron otorgados a Carrascosa, que por un delito muchísimo mas grave del que esta acusada Natalia, vivió su proceso en libertad sospechado de haber sido el autor de un homicidio agravado por el vínculo.

Los hechos
A las 10.30 hs. de la mañana Joel se descompensó. Natalia y las compañeras del pabellón de madres comenzaron a gritar para que les abran las rejas y llevar urgente al bebé a Sanidad. Luego de cruzar varias rejas y la cancha lograron llegar al lugar. Allí se encontraron con el mismo panorama de siempre, no había materiales ni recursos para la atención del niño, tampoco una ambulancia para trasladarlo inmediatamente a un hospital extra-muro. La pediatra penitenciaria Sánchez, intentó reavivar al niño con un estetoscopio y un bombeador manual. Finalmente Joel, fue trasladado en un auto particular al Hospital de niños de La Plata, a donde llegó muerto. Estaba medicado desde hacía varios días, sin habérsele realizado ningún estudio previo.
El Servicio Penitenciario afirmó que falleció por "muerte súbita", pero las mujeres detenidas que lo acompañaron y el Dr. Gustavo López de la Secretaría de DDHH de la Provincia que se encontraba realizando otras gestiones en el lugar, dicen que el bebé aún respiraba cuando llegaron al área de sanidad del penal, por lo tanto, el argumento de la "muerte súbita" es falso. Con su muerte, Joel logró que otro bebé que se encontraba enfermo en la misma unidad, fuera trasladado ese mismo día al Hospital de Niños donde luego del control realizado por los médicos de dicho nosocomio quedó internado.

Reclamos hasta la muerte
El reclamo por una eficiente atención sanitaria no es algo nuevo dentro de las penitenciarias de la Provincia de Buenos Aires. Basta recordar el foco de tuberculosis en la Unidad 18 de Gorina en el 2006, y la deficitaria atención médica a los infectados; los abandonos en los tratamientos a portadores de HIV; o la absoluta carencia de atención sanitaria a los diabéticos entre otras violaciones a los derechos de las personas.
Tampoco es nuevo el reclamo de las mujeres de la Unidad 33, en la huelga de hambre realizada por la población de este penal en octubre del 2006, denunciaron entre otras cosas, las irregularidades en la atención sanitaria, carencia de pediatras y ginecólogos. O a pediatras con poder de policía que ante el relamo de las madres para que atiendan a sus hijos enfermos, las "profesionales" sancionaban a las detenidas y no realizaban la revisión médica a los niños. Abusos sistemáticos de agentes de un Estado que administra la muerte, que viola la Constitución Nacional, los Pactos Internacionales y la Convención sobre los derechos del niño a los que adscribe.
En los PIDESC -Pactos Internacionales de Derechos Económicos Sociales y Culturales-el Estado Argentino se compromete a realizar planes de acción para que las personas puedan vivir dignamente y específicamente asume un compromiso primario para con las personas que se encuentran en situaciones de mayor vulnerabilidad, tal es el caso de las personas privadas de la libertad. Todos los Estados comprometen su responsabilidad ante la niñez, menos EEUU que aprueba en algunos Estados la Pena de muerte a los niños.
Joel es el quinto niño que muere bajo la custodia del Estado en los últimos años en la Unidad Penal n° 33 de Mujeres. Ni un niño más asesinado por el Estado.


Exigimos:
1)La reforma de la ley de ejecución penal provincial 12256 –ver anexo- Prisión domiciliaria para mujeres procesadas con hijos o embarazadas.
2) La renuncia de Mario Rotundo, responsable de Políticas Penitenciarias.
3) La renuncia de Rodolfo Cassieri, Director General de Salud Penitenciaria.

Colectivo La Cantora Comunicación popular para el cambio social




AUDIO MUJERES EN LA CARCEL




Las fotografías de esta página son de Adriana Lestido

ADRIANA LESTIDO - FOTÓGRAFA

La Argentina es uno de los pocos países donde la mujer procesada o penada tiene derecho a estar con su hijo en prisión hasta los dos años de edad. Luego pierde la patria potestad y el juez a cargo decide el destino del chico. Algunas veces, generalmente cuando queda poco tiempo de condena, permanece en la prisión hasta la liberación de la madre. Pero si la condena es larga y no hay ningún familiar que pueda y quiera hacerse cargo, es adoptado temporalmente por otras familias o internados en orfanatos.Estas fotos fueron tomadas en la cárcel No. 8 de Los Hornos, La Plata. Durante un año visité semanalmente el lugar para fotografiar a las mujeres que están presas con sus hijos. Pronto entendí que mis ideas sobre esta situación eran demasiado románticas: estar preso en un estado que excede el estar o no con un hijo. Los chicos que comparten el encarcelamiento de sus madres, por más importantes que puedan ser para ellas, juegan un papel secundario y silencioso. Es difícil saber al principio quién es hijo de quién. Algunos son queridos y cuidados, otros maltratados. Son lo único que las mujeres pueden poseer estando encarceladas. Hijos por dos años.
Adriana Lestido
Adriana Lestido vive y trabaja en Buenos Aires, Argentina,
(Extraido de ZoneCero)

jueves, 19 de julio de 2007

DELMIRA AGUSTINI


Poeta Uruguaya (1886 – 1914 )

Delmira
En esta pieza de alquiler fue citada por el hombre que había sido su marido; y queriendo tenerla, queriendo quedársela, él la amó y la mató, matándose él después.
Publican los diarios uruguayos la foto del cuerpo que yace tumbado junto a la cama, Delmira abatida por dos tiros de revólver, desnuda como sus poemas, las medias caídas, toda desvestida de rojo:
-Vamos más lejos en la noche, vamos...

Delmira Agustini escribía en trance. Había cantado a las fiebres del amor sin pacatos disimulos, y había sido condenada por quienes castigan en las mujeres lo que en los hombres aplauden, porque la castidad es un deber femenino y el deseo, como la razón, un privilegio masculino. En el Uruguay marchan las leyes por delante de la gente, que todavía separa el alma del cuerpo como si fueran la Bella y la Bestia. De modo que ante el cadáver de Delmira se derraman lágrimas y frases a propósito de tan sensible pérdida de las letras nacionales, pero en el fondo los dolientes suspiran con alivio: la muerta, muerta está, y más vale así.
Pero, ¿muerta está? ¿No serán sombra de su voz y ecos de su cuerpo todos los amantes que en las noches del mundo ardan? ¿No le harán un lugarcito en las noches del mundo para que cante su boca desatada y dancen sus pies resplandecientes?
Eduardo Galeano

Delmira Agustini nació en Montevideo en 1886, en una familia burguesa, de madre argentina y padre uruguayo. Niña solitaria, fue educada en el propio hogar. Sólo de adolescente salió a estudiar pintura, piano, francés.
Tenía 16 años cuando aparecieron publicados poemas y relatos suyos en conocidas revistas de entonces: Rojo y Blanco y La Pètite Révue.
Una poeta precoz, decían los intelectuales de Montevideo.
A los 18, escribe columnas en La Alborada, biografías de mujeres, comentarios.
Delmira se convierte ella misma en un personaje de la vida cultural, empieza a frecuentar escritores, periodistas, actores. Siempre acompañada por su madre, vigilada por sus ojos.
La figura de Delmira Agustini sorprende en su dualidad. Delmira es la hija obediente, guarecida en el hogar y la poeta apasionada, la mujer ardiente, capaz de trazar versos cargados de erotismo.
Es la “Nena” para su padre, y la que recibe la visita de nada menos que Rubén Darío, el gran poeta de América, el creador del Modernismo, que llega a Montevideo en 1912.

“De todas las mujeres que hoy escriben en verso – dirá Darío – ninguna ha impresionado mi ánimo como Delmira Agustini...es la primera vez que en lengua castellana aparece un alma femenina en el orgullo de su inocencia y de su amor, a no ser Santa Teresa en su exaltación...si esta niña bella continúa en la lírica revelación de su espíritu como hasta ahora, va a asombrar a nuestro mundo de habla española...pues por ser muy mujer dice cosas exquisitas que nunca se han dicho”
Y sin embargo, a pesar de estas palabras, Darío entiende la poesía de Delmira, pero elude su interioridad, las fogosidades de su carácter, el “torbellino de mi locura” como le dice ella en una carta. Tranquilidad y confianza en el destino, es todo lo que puede recomendarle el poeta.
Pero Delmira no estaba hecha para la tranquilidad, para la mesura. Insomne, escribe de noche, como en trance, poemas en los que el amor se vuelve casi sobrehumano, en los que el deseo soñado adquiere una fuerza real, carnal.
Escribe Delmira sus poemas de fuego y el padre, con una letra pequeña y caligráfica, es el encargado de pasarlos en limpio, de ordenarlos.
También aquí los opuestos en la historia de Delmira: esos padres sobre protectores, burgueses, que la llaman “la Nena”, son los mismos que alientan la publicación de sus versos encendidos.
La obra de Delmira se construye en unos pocos años: El libro blanco, en 1907; Cantos de la mañana, en 1910 y Los cálices vacíos, en 1913. Aparecerá póstumo: El rosario de Eros, que ella ya tenía preparado para publicar antes de morir, con el título Los astros del abismo.
¿Pero a qué amor le escribe Delmira? ¿A qué hombre?
Poco valen los hombres reales frente a todos los que ella se fabrica en la intimidad de su cuarto; a ese amante fantasma con el que puede hablar de tú a tú le envía su carga erótica inflamada: “Para mi vida hambrienta/ ¡eres la presa única!” . Y también: “Te inclinabas a mí como si fuera/ Mi cuerpo la inicial de tu destino”. Eros es para ella un “Padre Ciego” al que le grita: “¡Así tendida, soy un surco ardiente!”
[1]
Delmira se casa con Enrique Job Reyes, joven comerciante, en 1913. A los cincuenta y tres días de casada, vuelve a la casa de sus padres.

Algunos aducen como motivo su enamoramiento del escritor argentino Manuel Ugarte, con el que hacía tiempo se escribía y al que solía ver en Montevideo.
Las cartas de Delmira dejan entrever la pasión: “Ud. sin saberlo sacudió mi vida”. A los arrebatos de ella, él respondía gentil, pero retrocedia, se disculpaba, la soslayaba.
Esta es la historia que se repite en su vida: su apasionamiento, sus impulsos, reciben siempre un “tranquila, tranquila” como le supo decir Ruben Darío; los hombres que ama parecen temerle, prefieren mantenerla a distancia. Es una mujer excepcional, fuera de la regla de la época, y no se le perdona.
Delmira se sigue viendo con Reyes, el ex –esposo. Se encuentran periódicamente como amantes.

La tarde del 6 de julio de 1914, él la cita en una habitación alquilada, le ruega un último encuentro, dice que debe irse a Buenos Aires. En esa cita, en esa tarde de invierno, Reyes la asesina con dos balazos y luego se suicida.
Delmira ya había escrito ese momento fatídico en “Lo inefable”: “Yo muero extrañamente...No me mata la Vida,/ No me mata la Muerte, no me mata el Amor;/Muero de un pensamiento mudo como una herida”. Versos enmarañados que su padre, siempre con letra delicada, se había encargado de pasar en limpio.
Ese mismo hombre, abatido por la noticia que acaba de recibir en el teléfono, tarda un siglo en comprender que ha sucedido una desgracia; con trabajo logra llegar hasta la casa donde su hija continua en el suelo como una fragancia derramada. Apenas la ve, escribe en una libreta, con su caligrafía prolija, estas pocas palabras: “Día fatal de la Nena”.
[2]

Lo inefable
Yo muero extrañamente... No me mata la Vida,

no me mata la Muerte, no me mata el Amor;

muero de un pensamiento mudo como una herida.

¿No habéis sentido nunca el extraño dolor


de un pensamiento inmenso que se arraiga en la vida

devorando alma y carne, y no alcanza a dar flor?

¿Nunca llevasteis dentro una estrella dormida

que os abrasaba enteros y no daba fulgor...?


¡Cumbre de los Martirios...! ¡Llevar eternamente,

desgarradora y árida, la trágica simiente

clavada en las entrañas como un diente feroz...!


Pero arrancarla un día en una flor que abriera

milagrosa, inviolable... ¡Ah, más grande no fuera

tener entre las manos la cabeza de Dios!



[1] De: Jorge Boccanera: La pasión de los poetas, Edit. Alfaguara, Bs.As. 2003. Pág. 45
[2] Idem: Pág. 51


Laura Forchetti


Audio poema a Delmira Agustini de Laura Forchetti

domingo, 8 de julio de 2007


Dije una palabra,

perturba el aire entre las dos
la expresión de tu cara se vuelve hasta mis ojos
lo único que brilla del momento

son lágrimas bordeando las miradas
y el silencio se instala
después de mucho ruido

sábado, 7 de julio de 2007

No se si sera real, dicen que son respuestas de ingreso a
la Universidad Católica de Mendoza, pero algunas me parecieron IMPERDIBLES !!!!!!!



*Moisés y los israelitas:*
Los israelitas en el desierto se alimentaban de patriarcas.


*El anarquismo:*
Es una ideologia racional y astringente.


*Círculo:*
Es una linea pegada por los dos extremos formando un redondel.


*Primera ley de Mendel:*
Mendel era un hombre que durante toda su vida se dedico al cruce
de las plantas. De sus experiencias hizo un libro pero lo publican en una
encuadernacion mala y la gente no se entero. Despues de Mendel dos
personas descubrieron lo mismo que el sin saberlo y vieron que habian
perdido el tiempo inutilmente.

miércoles, 4 de julio de 2007


Málaga

Foto Patin

En un país cercano


Sabía todos los recovecos desde mi cuerpo a su horizonte,no con un saber tal cual lo concebimos
Brújula de olores, sabores y gemidos,que rompìó su imán en un país cercano
quizás cuando miraba el mar desde una ventana, cuya única persiana era un espejo
Foto Patin

Mails para compartir


Queridas; recuerdan aquel sábado de vida eterna,
números aureos y mormones? Recuerdo especialmente unas
palabras de Vivi acerca del número finito de átomos y
de los retornos, las herencias, y el agua que siempre
es la misma.
Resulta que el "viejo" parece que lo sabía y por
supuesto, sabía cómo decirlo de la mejor manera.
Figuritas para intercambiar, estas con brillantina.
¡Qué lo disfruten!
Cariños, Laura


El número de todos los átomos que componen el mundo
es, aunque desmesurado, finito, y sólo capaz como tal
de un número finito (aunque desmesurado también) de
permutaciones. En un tiempo infinito, el número de las
permutaciones posibles debe ser alcanzado, y el
universo tiene que repetirse. De nuevo nacerás de un
vientre, de nuevo crecerá tu esqueleto, de nuevo
arribará esta misma página a tus manos iguales, de
nuevo cursarás todas las horas hasta la de tu muerte
increíble.

J.L.Borges: La doctrina de los ciclos, de Historia de
la eternidad.
ME SIENTO TAN CUIDADA POR VOS
QUE NO VOY A PONERME ALARMA CONTRAROBOS