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viernes, 23 de marzo de 2007

ESPACIO PARA LA MEMORIA


El 4 de septiembre de 1976 el Cuerpo V de Ejército informó que “por la población” había tomado conocimiento de una “reunión de delincuentes subversivos”. Cuando fueron a detenerlos “se generó un tiroteo durante el cual fueron abatidos”. Según el comunicado, firmado por el coronel Rafael Benjamín De Piano y publicitado por La Nueva Provincia (6-9-76), el operativo se desarrolló en una casa de Catriel 321 y concluyó con “cuatro abatidos”, dos identificados por sus documentos (Pablo Fornazari y Juan Carlos Castillo), más un hombre y una mujer desconocidos..Como muestra del óptimo trabajo de inteligencia previo detallaron el prontuario de los delincuentes y La Nueva Provincia publicó las fotos de Castillo y Fornazari suministradas por los verdugos. Como era costumbre, el mayor Juan Mario Bruzzone informó desde el Comando de Operaciones Tácticas a la Policía Federal para que se ocuparan de entregar los cadáveres y dieran intervención al juez federal”.
El juez dio luz verde y días después la Policía Federal le informó que el hombre se llamaba Manuel Tarchitzky pero que “el femenino no se pudo identificar”. Cuando trascendió la identificación de Tarchitzky, el padre de Zulma Matzkin intuyó que esa mujer era su hija y lo confirmó en la morgue. Manuel y Zulma eran amigos: juntos enseñaban a leer en los barrios Maldonado y Villa Nocito.Castillo y Fornazari, militantes de la organización Montoneros, habían sido detenidos tres meses antes del falso enfrentamiento en la ruta 22, a la altura de Médanos, en una camioneta Fiat 125 Multicarga que luego usaría quien manejaba la picana eléctrica en La Escuelita, el teniente coronel Julián Oscar Corres, alias Laucha.”
. A Zulma Matzkin se la llevaron de la oficina donde trabajaba el 19 de julio al mediodía. Y Tarchitzky, físico nuclear egresado del Instituto Balseiro, fue secuestrado dos días después mientras dormía en la casa de su tío. Por el origen de su apellido su familia fue obligada a abandonar Bahía Blanca en 48 horas.Antes de ser asesinados, los cuatro jóvenes padecieron su cautiverio en La Escuelita, el campo de concentración del Ejército a metros del camino La Carrindanga.
Según la sobreviviente Alicia Partnoy, luego del secuestro Castillo y Fornazari “permanecieron durante horas con los ojos vendados, parados desnudos a la intemperie y rodeados de perros que no les permitían moverse”. Ya en La Escuelita “fueron torturados salvajemente”. En el caso de Castillo “después de ser torturado con picana eléctrica y estando sumamente débil era obligado a permanecer de pie, atado de los testículos a la reja de una de las ventanas de la habitación”.


Los hombres y mujeres que simularon ocupar cargos judiciales durante la dictadura también colaboraron con los sicarios. En octubre de 1976 la entonces fiscal María del Carmen Valdunciel de Moroni dictaminó a favor de sobreseer la causa y cinco días después el juez Madueño y su secretaria Gloria Girotti la cerraron y archivaron sin oír a los verdugos ni cuestionar la versión oficial.
A iniciativa de Susana Matzkin el baldío que fue testigo de la masacre hoy es un espacio para la memoria y se llama “4 de Septiembre”.


Ver nota completa en Revista ECODIAS:
http://www.ecodias.com.ar/notas/vernota.asp?NN=3036


Alicia Partnoy nació en Argentina en 1955 y llegó a los EE.UU como refugiada en 1979 después de haber estado secuestrada en la Escuelita y posteriormente tres años en las cárceles de la dictaduramilitar. Es autora de The Little School. Tales of Disappearance andSurvival in Argentina (Cleis, U.S.A 1986/1998-Virago, Inglaterra 1987). Esta colección de cuentos testimoniales se basa en su experiencia comodesaparecida en su tierra natal. Partnoy publicó también el poemariobilingüe Venganza de la manzana. Revenge of the Apple (Cleis Press,1992) y compiló la antología You Can't Drown the Fire: Latin AmericanWomen Writing in Exile (Cleis, 1987/Virago, 1988). Sus poemas ytestimonios han sido publicados en numerosas antologías.
Partnoy recibió el título de doctora en filosofía y letras con lamonografía titulada El discurso de la solidaridad en los poemariostestimoniales de Argentina, Chile y Uruguay (UMI, 1997). Actualmentereside en Los Angeles, donde dicta clases de castellano y literatura enla Universidad Loyola Marymount.






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