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miércoles, 16 de mayo de 2007

URSULA K.LE GUIN


Hay aquí una mujer –Harriet Beecher Stowe, que tuvo muchos niños y fue una exitosa novelista– escribiéndole una carta a su marido hace aproximadamente ciento cincuenta años atrás, o puede ser también la otra noche:
“Si voy a escribir, debo tener un cuarto para mí, que será mi cuarto. Durante todo el invierno pasado sentí la necesidad de algún lugar donde pudiera ir y estar tranquila. No podía escribiren el comedor porque allí se ponía la mesa, se levantaba la mesa, se vestía y lavaba a los niños, y todo lo demás funcionando, y ... Nunca me sentí cómoda allí, a pesar de haber hecho esfuerzos.
Además, si entraba a la recepción donde tú estabas, sentía como si te estuviera interrumpiendo, y sabes que algunas veces tú lo has pensado también”.(1)

Catorce años y unos cuantos hijos después, esa mujer escribió La cabaña del tío Tom –gran parte en la mesa de la cocina–.

Un cuarto propio –sí–. Una se puede preguntar porqué el Sr. Harriet Beecher Stowe tenía un cuarto propio para escribir mientras que la mujer que escribió la novela moral más efectiva de los
Estados Unidos del siglo XIX recibió la mesa de la cocina. También una se puede preguntar porqué aceptó ella la mesa de la cocina.
Cualquier varón orgulloso de sí se habría sentado allí cinco minutos y luego habría salido gritando, “¡Nadie puede trabajar en este manicomio! ¡Avísenme cuando la cena esté lista!” Pero Harriet, una mujer orgullosa de sí misma, siguió cenando con sus niños, todos oprimidos y escribiendo sus novelas.


(1)(Harriet Beecher Stowe, 1841, citado en Tillie Olsen,Silences
(New York: Dell, Laurel Editions, 1983), p. 227).

Ursula K. Le Guin
Nacida el 21 de octubre de 1929 en Berkeley, Ursula Kroeber era hija de Theodora y Alfred Kroeber, escritora de cuentos infantiles y antropólogo, respectivamente. Estudió en el Radcliffe College y se graduó en Literatura Italiana y Francesa del Renacimiento en la Universidad de Columbia. Tras ganar una beca para estudiar en Francia, conoció a Charles A. Le Guin, historiador, con el que contrajo matrimonio en 1953 en París. En 1958 se establecieron en Portland, Oregón. Tuvieron tres hijos y, de momento, tres nietos. A lo largo de su vida, Ursula K. Le Guin se ha revelado como activa militante pacifista y feminista.
Ursula K. Le Guin es una de las autoras más completas de nuestro tiempo. Escribe prosa y verso, y ha publicado sus trabajos en géneros tan distintos como la fantasía, ciencia-ficción, ficción realista, libros infantiles, libros para jóvenes, ensayos, guiones, etc. Ha publicado 6 libros de poesía, 20 novelas, más de 100 cuentos cortos (que han sido recogidos en 11 volúmenes), 11 libros infantiles, 4 colecciones de ensayos y 4 traducciones de otras obras, en apenas 40 años. Unas cifras realmente impresionantes, que muy pocos autores han conseguido, y más aún teniendo en cuenta la alta calidad de sus textos y de la variedad de sus formas
ENTREVISTA A URSULA K. LE GUIN
Cultura del Jueves/23-Sep-2004-Pagina 12
Por Sandra Chaher
Usted habla de un “lenguaje verdadero, el lenguaje de la creación”, que le da sentido a las cosas. ¿Podría inferirse que el uso banal del lenguaje tiene consecuencias similares a la expulsión del Paraíso, en el sentido de pérdida de un estado de gracia?
Frente a imágenes judeocristianas como la expulsión del Paraíso, yo siento que me retraigo, me retiro. Esa no es mi mitología. La idea de un lenguaje equivalente a la realidad, de eso se habla en el libro, no tiene nada que ver con un Edén perdido o un Dios celoso. ¡Nada de eso! Tiene que ver con los vínculos y relaciones de los que habla el lenguaje. Tiene que ver con la narración, la poesía, la magia, el arte.
–¿Habrá una nueva novela sobre Terramar?
No lo sé. Como ve, nunca he sabido qué sucederá después. ¿No llamé acaso a Tehanu “el último libro de Terramar”? ¡Y después escribí dos más!
Estuvo una vez en Argentina casi de incógnito. ¿Cuándo fue?
Fui con mi marido en 1997. Viajamos hasta allí en avión para tomar un crucero que nos llevó a Tierra del Fuego y la Patagonia argentina y chilena. Fue uno de los grandes viajes de mi vida. Estuvimos sólo un día en Buenos Aires. Diana Bellessi nos trajo mucha comida y un oso azul de juguete para que nos acompañara en el viaje. ¡Nos comimos todo pero todavía tengo el oso!

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